Huyó del país sin recursos y el suyo fue un gesto que queremos considerar de nobleza excepcional. Sólo disponía de setecientas cuarenta y dos onzas, doscientos pesos fuertes y veintidós reales. Padre e hija, que comenzaban a experimentar los horrores de la inseguridad y el infortunio del destierro, llegaron el 23 de abril a Inglaterra, alojándose en el Windsor Hotel de Southampton. El gobierno británico, otrora adversario, se portó con hidalguía respondiendo en estos términos a un humilde pedido del exiliado: "Tengo el honor de expresar a V. E. la satisfacción con que el gobierno de Su Majestad ha sabido la feliz llegada de V. E. a este país y de informarle que no tiene necesidad de autorización de la Reina , ni del gobierno de S. M. para alquilar una casa en cualquier parte de las Islas Británicas. Puede V. E. establecerse donde quiera y vivir en perfecta seguridad bajo la protección de las leyes inglesas".
miércoles, 17 de noviembre de 2010
La Sanción de la Constitución Nacional
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